Los mayores y la discriminación

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01 Octubre, 2022

Derechos

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No estamos solos. A mayor edad, mayor discriminación. Así es. Cuando en un momento de mi vida sentí en primera persona la edad y la discapacidad, se agolpaban en mi mente pensamientos sobre la nueva situación a la que me tenía que enfrentar, sobre todo, por mi condición femenina y por vivir en el medio rural.

Poco a poco fui comprobando que permanecen muy arraigados en la sociedad los estereotipos tradicionales hacia la mujer y que habían surgido otros nuevos: hacia la edad o nuestra forma de actuar.

Conforme tenemos más edad, nos ponen más barreras y tenemos más dificultades en muchas áreas de nuestra vida. En la salud, por ejemplo, en los centros de salud y en los hospitales, que se ha puesto en evidencia con la COVID-19.  A muchos de nosotros nos abocaron a situaciones muy difíciles, incluso la muerte.

Asimismo, en cuanto a la autonomía personal, muchas veces se toman decisiones por nosotros sin tener en cuenta nuestra opinión y esto tiene consecuencias en nuestras vidas, por ejemplo, perdiendo recursos y bienes como cuentas bancarias o casas que gestionan nuestros familiares. Y es que tenemos derecho a administrar nuestros bienes y no se nos debe privar de ello.

En materia de accesibilidad, esta es una condición necesaria y básica para ejercer cualquier derecho. ¿Cuántas veces nos hemos encontrado bloqueados por la falta de accesibilidad en las calles, los edificios, las casas, las entidades bancarias, los ordenadores…?

Tenemos que concienciar y empoderar a las personas mayores, para que conozcan sus derechos y sus deberes y tomen sus propias decisiones, así como a las personas cuidadoras y a los familiares, para que respeten nuestros derechos. Porque son garantías esenciales para poder vivir como seres humanos.

La discriminación por edad, el rechazo a las personas mayores y los malos tratos son una realidad en la mayoría de los casos no visible, máxime en relación con las mujeres.

Por ello, es necesario avanzar en nuevos modelos de políticas con perspectiva de edad y género que promuevan valores de igualdad y reconozcan nuestro destacado papel y nuestro aporte económico en la sociedad y por nuestras familias.

A las personas mayores de hoy no se nos puede discutir nuestro talante transformador, en armonía con la sociedad actual. Los mayores somos personas y debemos ser tratados como el resto de las personas. Es decir, iguales en dignidad y derechos. Las Administraciones Públicas, la sociedad en general y las personas que la componen tienen que respetar nuestra libertad y nuestra autonomía.

Unidas y con el espíritu colaborativo de la Plataforma de Mayores y Pensionistas (PMP) seguiremos marcándonos retos para evitar ser las grandes olvidadas. Lo haremos con imaginación y con nuevas iniciativas.

 

Manuela Carrión Fernández-Pacheco,

vicepresidenta de la PMP

 

 

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