Accesibilidad en las compras: ampliando el público objetivo de los negocios

Imagen del Día del Consumidor 2018. Aparece una casita de madera y tres montones de monedas

admin

15 Marzo, 2018

Derechos

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En el Día Mundial de los Derechos de los Consumidores, me gustaría compartir una reflexión con vosotros relacionada con la accesibilidad y el consumo.

Las personas con discapacidad somos grandes consumidores de productos y servicios, aunque muchas veces no se piensa en nosotros como público objetivo. Claramente esto es un error, ya que los negocios que no lo contemplan están dejando de ganar dinero.

¿Por qué somos grandes consumidores? Porque consumimos los mismos productos y servicios que la sociedad en su conjunto (alimentación, electricidad, agua, servicios asociados a la cultura, turismo y ocio, etc.) y a éstos le sumamos los vinculados con nuestra discapacidad (adquisición de productos de apoyo, adecuación de espacios a nuestros requerimientos de accesibilidad, etc.).

¿Por qué los negocios que no contemplan la accesibilidad dejan de ganar dinero? Porque a nivel mundial, un 15% de la población tenemos una discapacidad y porque en los entornos en los que interactuamos con otras personas, con y sin discapacidad, se desarrollan hábitos de consumo. Por ejemplo, si yo hago la compra en un supermercado online que es accesible. Al acostumbrarnos en casa a consumir determinados productos, cuando la compra la hace otro miembro de la familia, suele acudir al mismo supermercado.

Para consumir en igualdad de condiciones, necesitamos que las entidades bancarias nos permitan sacar dinero de los cajeros de forma autónoma, consultar el saldo de nuestra cuenta o pagar con tarjeta de forma accesible. Además, resulta esencial que los espacios comerciales físicos y virtuales se encuentren libres de obstáculos, así como que exista un etiquetado accesible de los productos y servicios.

Si nos fijamos en los diferentes estudios realizados por el Observatorio de Accesibilidad TIC de Discapnet, la conclusión que podemos extraer es que aún queda mucho por hacer para que las personas con discapacidad podamos disfrutar de nuestros derechos como consumidores. No obstante, me gustaría añadir una nota positiva a este artículo, destacando algunas buenas prácticas.

En relación con los servicios financieros, algunas entidades ofrecen mecanismos accesibles para realizar gestiones online y para sacar dinero en los cajeros de forma autónoma, como el sistema presentado recientemente por BBVA. Además, la implantación de sistemas de pago mediante dispositivos móviles y wearables, potencia la accesibilidad de las compras. Por ejemplo, yo pago con mi reloj.

Los espacios físicos cada vez son más accesibles. Por ejemplo, en el Centro Comercial Arenas de Barcelona se ha instalado un sistema mediante el que las personas con discapacidad visual pueden desplazarse de forma autónoma.

Por último, también encontramos web y aplicaciones móviles desde las que podemos consultar productos y servicios y adquirirlos. Además, el Internet de las cosas también nos anima a adquirir productos que son más accesibles por el hecho de poderse manejar desde los dispositivos de usuario.



Lourdes González Perea,
en busca de oportunidades para todos


 

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