Salud mental: en clave de preservación

En mi opinión, hay dos formas de abordar un problema: bien podemos observar sus consecuencias e intentar aplicar un remedio; o bien podemos estudiar sus causas e intervenir sobre su origen.
Esta disyuntiva hace aflorar dos grandes áreas de conocimiento, en lo que sería el área de preservación, prevención o promoción, y el área relativa al establecimiento de un modelo de recuperación.
El equilibrio entre estas dos zonas de acción podría llevarnos al éxito de una sociedad saludable y con una aceptable constante de bienestar. Pero, ¿qué está ocurriendo?
En la actualidad, los esfuerzos de preservación están muy desfocalizados, son poco coherentes y la falta de coordinación impide la formación de una conciencia colectiva sobre el cuidado de la salud mental.
Faltan actitud y convicción, de tal manera que el discurso sobre salud mental empieza cuando el problema se ha desatado y todo se hace complejo. Lo fiamos todo al modelo de recuperación.
El modelo por el que apostamos desde la Confederación SALUD MENTAL ESPAÑA hunde sus raíces en el respeto a los derechos humanos y en la atención en el entorno comunitario. Sin embargo, este enfoque nos pone en contacto con una realidad insalvable: la escasez de recursos.
El sistema se muestra incapaz de aplicar un modelo rehabilitador, de planes individualizados, apoyo domiciliario, escuela familiar y equipos multidisciplinares.
La prevalencia de un millón de casos graves rebasa con mucho el índice de sostenibilidad y la amenaza del colapso está presente.
Es hora de sacar la carta de la innovación. Solo con una política preventiva, y con una acción en red podremos intervenir en fases tempranas, aliviar los casos menos graves, y, entonces, las unidades de salud mental tendrán margen para una atención de calidad, que supere el modelo ‘biologicista’.
No podemos erradicar los problemas de salud mental, ya que muchas veces están escritos en nuestra naturaleza, pero podemos hacerles frente con medidas ingeniosas y reducir su número.
Si hay algo que nos ha enseñado la experiencia de la pandemia, es el valor de la salud mental. El que no tiene salud mental poco tiene. La salud mental es un tesoro que hay que preservar.
El alumbramiento de una conciencia colectiva evitará mucho sufrimiento innecesario, facilitará el éxito del modelo de recuperación comunitario y mejorará la imagen social de nuestro grupo.
Al desaparecer el estigma que nos prejuzga, muchos afectados y afectadas saldrán de su aislamiento y se integrarán en las dinámicas sociales. La esperanza ejercerá su poder terapéutico y la evolución se dará por añadidura.
Si actuamos en clave de preservación ahorraremos dolor, bolsillo y fortuna.
Basilio García Copín,
miembro del Comité Pro Salud Mental en Primera persona
de la Confederación SALUD MENTAL ESPAÑA
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