La buena pelea (la autodefensa)

Simbología de derechos y discapacidad

admin

06 Marzo, 2015

Derechos

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Es un hecho que las personas con discapacidad estamos más expuestas que otras a sufrir agresiones a nuestros derechos. Es también verdad que existe un marco legal protector de esos derechos, pero que no resulta suficiente por incompleto, discontinuo y débil. Hay además responsables públicos que tienen como tarea asegurar el ejercicio regular y práctico de esos derechos.

Todo eso es cierto, pero no lo es menos que no hay nadie con más interés que las propias personas con discapacidad en la defensa activa de sus derechos. Ni las leyes, ni las estructuras oficiales, ni los operadores jurídicos van a esforzarse más que lo que las propias personas estén dispuestas a hacer por sí y para sí mismas. Sin despreciar ni descartar, al contrario, lo que otras instancias están obligadas a hacer por nuestros derechos, se impone la defensa propia. Las personas con discapacidad hemos de ser los actores protagonistas de nuestra autodefensa, frente a las violaciones y vulneraciones de nuestros derechos.

No tolerar una discriminación ni una exclusión, previniéndola en lo posible o repeliéndola cuando se produzca. Para ser eficaces en la autodefensa hemos desde luego de adquirir habilidades para evitar y para responder a las agresiones. Antes, hemos de tomar conciencia de nuestro valor como personas, de la intangibilidad de nuestros derechos y de la aportación positiva que estamos llamados a hacer a la vida en comunidad. Hemos además de conocer cuáles son nuestros derechos, para identificar a las claras las situaciones de vulneración, no vaya a ser que se nos pase. Eso como presupuesto ineludible, pero después hemos de fajarnos en el combate cotidiano, en las pruebas diarias a las que nos someterá un entorno todavía hostil.

Vamos a ser hostigados -a veces sin conciencia por parte de quien ataca- y vamos muchas veces a estar solos, con ningún o con un tiempo mínimo de reacción. Vayamos pues con la lección aprendida, asimiladas y presentes las reglas básicas de la defensa propia y ejercitados en la gimnasia vigorizante de la autoprotección ante las agresiones. Podrá ser más cansado, supondrá que asumimos tareas añadidas que no nos corresponderían en solitario, podremos tener la sensación justificada de que se nos pide más que al resto. Todo eso es cierto, pero no lo es menos que disfrutaremos de la remuneración más elevada, la de quien sabe a ciencia y conciencia que se lo ha ganado.

Ver: Guía para la autodefensa de las personas con discapacidad

Luis Cayo Pérez Bueno
Presidente
CERMI 

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