Buenas prácticas para hacer ciudades más amables, en el Día Mundial del Urbanismo

Foto del tráfico de una ciudad

admin

08 Noviembre, 2016

Accesibilidad Universal

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Probablemente nadie inventó las ciudades, se dice que nacieron cuando los humanos dejaron de ser nómadas y empezaron a cultivar la tierra y cuidar a los animales, con el tiempo se dieron cuenta de que el vivir juntos y compartir, les posibilitaba complementar sus capacidades y avanzar de forma más rápida.
 
En la actualidad, más de la mitad de la población mundial habita en ciudades y dentro de esta población existe una gran diversidad de personas que conviven en distintas situaciones y que disponen de diferentes capacidades. Por ello a la hora de crear, diseñar y proyectar los espacios urbanos se debe tener en cuenta los requerimientos y necesidades de todas las personas y en particular de los grupos a los que desplazarse por la ciudad puede suponer un mayor reto, como los niños, personas mayores y personas con discapacidad. Esto nos lleva a considerar la accesibilidad universal y el diseño para todas las personas.
 
En la sociedad actual el elemento fundamental es el vehículo y nuestras ciudades están diseñadas a su medida, para que sea éste el que transite por ellas con total libertad y preferencia. Viales, espacios, mobiliario urbano, materiales, señalización, etc. responden a los condicionantes de los coches, lo que nos conduce a una situación de deterioro medioambiental que repercute en la calidad de vida. 
 
Este fracaso de modelo, unido a los cambios que se están produciendo en todo el mundo en la forma de entender nuestras ciudades (motivos medioambientales, aumento de la edad de vida, las tecnologías, la globalización, la movilidad geográfica...), nos obliga a un replanteo en el diseño urbano de la ciudad, buscando alternativas para la movilidad más seguras, sostenibles y accesibles.
 
Si las ciudades son conjuntos de edificios, instalaciones y viales para determinados usos, en continuo cambio y que están conformadas por personas, tenemos dos elementos claves: PERSONAS y CAMBIOS. Considerando estos dos elementos, para actuar será fundamental:
 
Observar. Observar los lugares existentes a menudo nos muestra cómo nuestras percepciones iniciales no coinciden con el uso real y esto nos obliga a volver a actuar, con las consiguientes consecuencias.  
 
Cambiar de actitud. Desterrar modelos y hábitos asentados durante años que nos ayuden a tener una visión diferente de las cosas y no dar soluciones puntuales sino globales.
 
Desde el punto de vista de la discapacidad, no son concebibles las ciudades que no permitan vivir dignamente porque el entorno se encuentre mal diseñado/creado o los servicios no estén preparados para ello. 
 
Para que un municipio sea accesible, debe garantizar que todos sus ciudadanos se desenvuelvan de forma autónoma, segura y normalizada. Esto quiere decir que hay que contemplar la accesibilidad desde una óptica integral y trasversal en las diferentes áreas que forman parte del desarrollo de la vida cotidiana de los ciudadanos, hay que preguntarse si todos los elementos que interactúan lo son:
 
- El entorno urbano. 
- Las infraestructuras. 
- Los transportes.
- Los productos y servicios ofrecidos, etc. 
 
En el momento en que uno de los eslabones de la cadena no cumple los condicionantes de la accesibilidad, deja de favorecer que los ciudadanos desarrollen sus derechos y obligaciones en igualdad de condiciones.
 
Centrándonos en el entorno urbano, algunos de los factores que más influyen en su deterioro son:
 
- Contaminación atmosférica. Las emisiones de los gases de los coches aumentan el efecto invernadero y el calentamiento global.
- Contaminación acústica. La producen el tráfico rodado, algunos medios de transporte, los locales de ocio, algunos formatos de comunicación, etc.
- Contaminación visual. Excesiva colocación de carteles publicitarios, inadecuado mobiliario urbano, señales de tráfico, etc. 
- La congestión del tráfico y el aparcamiento.
- La falta de mantenimiento y limpieza.
- La ocupación abusiva del espacio público peatonal, por instalaciones generales, carriles bici, vehículos, contenedores y diverso mobiliario urbano.
- Desorganización de las zonas de aparcamiento.
- Ausencia de bancos, zonas de sombra y mobiliario urbano de descanso para personas.
- Ausencia de zonas verdes, espacios libres públicos y parques infantiles.
- Diversos obstáculos en la vía pública como desniveles en el pavimento, alcorques en los árboles sin proteger, arquetas de instalaciones y cajas de registros sin tapas, etc.
- Pasos de cebra mal ubicados, con escasa visibilidad, sin bordillo rebajado, ausencia de señalización y semaforización no sonora.
- Aceras estrechas, rotondas y ausencia de señales o señales equívocas y mal situadas. 
- Diferentes medios de transporte.
 
Hay diversas acciones que se están llevando a cabo en las ciudades que se pueden clasificar como buenas prácticas en accesibilidad y sostenibilidad. Dichas actuaciones no lo son únicamente por cumplir con las normativas vigentes, sino porque permiten y posibilitan que todas las personas desarrollen sus derechos y sus obligaciones en igualdad de condiciones, de una manera más segura, accesible y en un entorno de mejor calidad ambiental.
 
Los pasos de peatones rebajados son modificaciones del itinerario peatonal que permiten mediante un plano inclinado comunicar niveles diferentes, lo que posibilita a los peatones el cruce de las calzadas de forma autónoma y segura. Esta seguridad aumenta si el vado está ejecutado en la zona de calzada, pues además de no invadir la zona de acera y delimitar la zona de aparcamiento de los vehículos, permite que el conductor visibilice mejor al peatón que está esperando para pasar. El vado deberá contar con una rígola que recoja el agua de lluvia y evite la formación de charcos, disponer de los parámetros adecuados y de pavimento contrastado en color y textura con el resto del pavimento de la acera, según establezca la normativa. 
 
Los pasos de peatones elevados. Está demostrado por la experiencia que los conductores tienden a ceder con más frecuencia el paso a los peatones que les contemplan desde una posición más elevada que a los que están semiocultos en una acera tradicional, además funcionan como reductores de velocidad, por lo que se minora el riesgo de atropello. No obstante, esta actuación se debe realizar con una buena planificación  de sus ubicaciones idóneas y una correcta ejecución en cuanto a parámetros, dimensiones y señalización para evitar posibles inconvenientes.
 
Semáforo sonoro. Passblue. Es un semáforo que dispone de óptica de leds inteligente, que integra las funciones luminosas y acústica, activándose esta última a demanda del usuario mediante mando a distancia o bluetooth a través del móvil. La óptica de leds produce ahorro energético y un menor mantenimiento. El uso a demanda minimiza la contaminación sonora.
 
Parques urbanos. Los parques infantiles creados con criterios de accesibilidad son más innovadores y más divertidos; son siempre más seguros y no son más caros, si se piensan bien desde el inicio. Suponen espacios de ocio integrados en la ciudad y permiten la inclusión de todas las personas. Se garantiza el uso y la estancia de los propios usuarios y de los acompañantes. 
 
La bicicleta. Su uso ha supuesto un cambio en la organización urbanística de nuestras ciudades y un nuevo concepto de movilidad urbana. Aporta una mejora de la calidad de vida, una menor contaminación, es un medio de transporte económico y la rentabilidad de la inversión comparada con otras infraestructuras es mayor. La bicicleta presenta tres aspectos que la visibilizan que son los carriles por los que se circula, las zonas de aparcamiento o bicicleteros y la señalización. Si la implantación no se realiza de forma programada y consensuada, teniendo en cuenta la integración de estos tres elementos en el urbanismo, no se obtendrán los resultados deseados sino todo lo contrario. Hay dos formas de entender los carriles bici:
 
1. Integrándolos en el tráfico. Discurren por las calzadas, conviven bicicletas y automóviles y se minoran las velocidades. La velocidad de los coches es menor, los costes de ejecución son menores y son más seguros y accesibles para el peatón. 
 
2. Segregándolos del tráfico, con una infraestructura propia. Discurren por las aceras, suponiendo una complicada convivencia entre ciclistas, peatones y mobiliario urbano (terrazas, semáforos, quioscos, buzones, etc.). Los costes de ejecución son mayores y son menos seguros y accesibles para el peatón. 
 
Estos son algunos ejemplos de buenas prácticas que, adecuadamente implantados y ejecutados pueden ayudar a hacer que nuestras ciudades sean más amables, sostenibles, seguras y accesibles. Animo a que analicéis y aportéis otros elementos que pueden colaborar a ello. 
El modelo de ciudad que se quiere instaurar para el futuro tiene que ser totalmente crítico y adoptar medidas importantes basadas en el conocimiento y participación de todos los actores de la sociedad. 
 
Mª Carmen Fernández, técnico de la Dirección de Accesibilidad Universal e Innovación de Fundación ONCE

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