Quiero intérprete ya

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admin

28 Septiembre, 2018

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Todos los años sucede lo mismo. Comienza el curso y con él, la ansiedad de muchos estudiantes sordos y sus familias que expectantes se preguntan: ¿tendré intérprete de lengua de signos? Ni que fuera cosa del azar.
 
Me llamo María José y tengo 22 años. El pasado mes de junio me matriculé en el grado de Trabajo Social. Como soy una persona sorda, solicité al Departamento de Atención a la Discapacidad de mi universidad  el servicio de interpretación en lengua de signos que por ley nos corresponde al alumnado sordo. 
 
‘No hay ningún inconveniente’, me aseguraron, “aunque es posible (siempre hay un pero) que el trámite se demore hasta que conozcamos la demanda total de estudiantes sordos matriculados’. “No lo entiendo”, respondí. “Tengo derecho a formarme en igualdad de condiciones que el resto de alumnos. Quiero intérprete ya”... 
 
Hace más de tres semanas que comenzó el curso y sigo sin intérprete. Y para ser sincera, no importan los motivos. No hay excusa. Me siento excluida, en desventaja. Obligada a faltar a clase porque no tengo acceso a la información. Dependiendo de la buena voluntad de mis compañeros que me dejan sus apuntes. O tal vez de su compasión. Quién sabe. Y yo no quiero que me compadezcan. Nadie quiere ¡Quiero intérprete ya!
 
Ni se me pasó por la cabeza rendirme. Decidí contar mi historia en las redes sociales, donde se ha ido tejiendo una red de solidaridad bajo el hashtag #ILSEducacionYA, que pretende crear conciencia acerca de los derechos del alumnado sordo, y luchar unidas y unidos. A ello se sumó el apoyo incondicional de mi familia, el de la FeSorCam (Federación de Personas Sordas de la Comunidad de Madrid), el de la EDSU (European Deaf Students' Union) y el de la CNSE (Confederación Estatal de Personas Sordas). 
 
Y sí, lo he conseguido. Muy pronto contaré con intérprete de lengua de signos en mis clases. Y sí, me siento afortunada, o para ser más exacta, justamente tratada. Y sí, no puedo evitar tener un sabor agridulce cuando pienso que no soy la única. Que son muchos los jóvenes sordos que como yo, quieren un intérprete ya. En institutos, en academias de idiomas, en centros de formación, en la universidad. En su día a día. Que sueñan con una educación accesible e inclusiva. Con un trabajo digno en el que no se nos encasille por el hecho de ser personas sordas. Con un país, una Europa, y un mundo de gente diversa, pero iguales en derechos. Con un futuro. Y no nos conformaremos con menos. 
 
Mª José López Espejo  
 

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