Mi gran aventura

admin

17 Enero, 2020

Historias personales

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Hace poco más de un año comenzó mi gran aventura; la asistencia personal.
 
Soy Lydia Mirón, la persona por la que Fundación ONCE apostó para crear un gran puesto de trabajo, para trabajar por la independencia de muchos de sus trabajadores facilitándoles las cosas, y sobretodo, para conseguir que trabajaran en igualdad de condiciones que el resto de sus compañeros.
 
¿En qué consiste mi trabajo? Trataré de sintetizarlo en pocas palabras.
 
La Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, presenta la asistencia personal como un servicio de apoyo humano imprescindible para que una persona con discapacidad pueda vivir como el resto de la ciudadanía: trabajar, estudiar, ir de vacaciones, adquirir compromisos personales y sociales con otras personas, incrementar sus posibilidades de ocio y disfrute del tiempo libre…
 
En mi caso, el servicio siempre se presta en el entorno laboral.
 
Mi trabajo facilita dos tipos de actividades de la vida diaria, básicas e instrumentales.
 
Las primeras son actividades universales relacionadas con la supervivencia y condición humana, ligadas a las necesidades básicas de cada individuo. Están dirigidas a uno mismo y se realizan cotidianamente y de forma automática.
 
En el entorno laboral, algunas de estas actividades son la alimentación, aseo, control de esfínteres, vestido y movilidad personal.
 
Es decir, facilito que mis compañeros usuarios del servicio puedan comer o tomar el café; en ocasiones es necesario colocar alguna prenda de vestir o incluso acompañarles al baño.
 
Las actividades instrumentales se orientan hacia la interacción con el medio que, a menudo, son complejas y, generalmente, opcionales, ya que se podrían delegar en otros.
 
Hablamos de tareas administrativas, preparación de alimentos o medicación, acompañamiento a reuniones o asistencia en el transporte, entre otras.
 
Cada una de las personas con las que trabajo requiere un nivel diferente de asistencia, dependiendo de sus capacidades y su puesto de trabajo. 
 
Cuando me preguntan si me gusta mi trabajo, pregunta que me hacen con mucha frecuencia, no tengo ninguna duda al responder: SI.
 
Es gratificante contribuir a que otra persona sea independiente, sentir que, con un pequeño apoyo, ayudo a que su día a día sea más fácil, a que se encuentre cómodo ante situaciones que pueden ser delicadas.
 
Trabajo para mejorar su independencia, pero es más el beneficio que obtengo yo, que, además de trabajar con, por y para personas con discapacidad, cada día tengo la oportunidad de aprender de todas ellas.
 
 
Lydia Mirón, asistente personal
 

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