Hacer voluntariado es fácil

Imagen de dos personas entrelazadas por la espalda con el chaleco del voluntariado de Fundación ONCE

admin

03 Julio, 2020

Voluntariado

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Todas las personas necesitamos alguna ayuda. Unas más, otras un poco menos, pero todas necesitamos ayuda alguna vez. Para mí, esa es la premisa principal.

Dentro de la palabra VOLUNTARIADO están incluidas todas esas ayudas.

En mi caso, y refiriéndome al voluntariado que he hecho durante esta cuarentena, ha sido y sigue siendo más que gratificante. He participado gracias a Fundación ONCE en diversas actividades, entre las que se encuentran la fabricación de batas con bolsas de basura, la recogida y entrega de medicamentos, el apoyo presencial a Álex, un chico de mi edad con Síndrome social y discapacidad psicosocial añadida, recogida de viseras que la gente del barrio fabricaba en sus casas con sus impresoras 3D, entrega de material para fabricarlas y unas sesiones de ‘mentoring’ telefónico con Jessica, una joven con muchísima energía que tiene que aprender a canalizar y dominar para no desfallecer en las batallas diarias.

Mis sentimientos en todas estas actividades siempre han sido muy positivos. Me he sentido muy bien y muy agradecido. Las ayudas que he podido prestar son menores a los regalos que he recibido al hacerlo.

Yo creo que hacer voluntariado es fácil porque cuando te implicas solamente tienes que tener claras palabras como empatía, colaboración, escucha, compromiso, etc. Parecen palabras muy complejas pero no es así. Ver a una persona sonreír cada día un poquito más porque se le pasa la tristeza, ver cómo alguien desde la puerta te agradece la entrega de un medicamento o tener conversaciones telefónicas con alguien que está desmotivado y que poco a poco se pone las pilas para continuar la lucha son premios constantes que todos deberíamos recibir.

He estado muy bien acompañado, ya que en todos los procesos, de una manera u otra mi familia ha estado muy involucrada. Cuando teníamos batas que hacer, todos cortábamos, pegábamos y doblábamos; cuando en plena cuarentena volvía a casa después de una salida, todos estaban pendientes de ayudarme con los protocolos de higiene que teníamos que seguir; cuando quería imprimir unas sopas de letras para llevárselas a Álex, allí estaban mis hijos con la impresora...

Además, Alberto, mi hijo el mayor, también ha participado y todavía participa en la entrega de medicamentos. Él lo ha hecho desde el corazón y le encanta hacerlo. Disfruto tanto o más que él cuando hace un voluntariado y entiende la importancia de la colaboración con otras personas.

Invito a todas las personas a probar

NaChO Ínsua,

voluntario en Fundación ONCE

 

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