¿Barreras? Solo las que te pongas tú
El mundo no nos lo pone nada fácil, y más cuando hablamos de un 2020 inmersos en una pandemia mundial. Pero no son tanto las dificultades que se nos presentan, como aquellas que creamos nosotros mismos en nuestras mentes, que son las que de verdad nos frenan.
Siempre había querido aprender inglés, pero nunca me había sentido capaz. No quería saber nada de un idioma que no fuera el mío, pero al mismo tiempo sabía que si en el futuro quería poder dedicarme a lo que me gusta, no me quedaba otro remedio que aprenderlo, y sabía que la única manera de poder hacerlo era viajando al extranjero.
¿Ir a otro país donde no hablan tu mismo idioma y no conoces a nadie solo para aprender inglés? Si me preguntas hace unos años te habría dicho que ni en sueños, que para mí sería imposible. De hecho, es algo que siempre había pensado hacer, pero siempre encontraba una excusa diferente para no hacerlo.
Pero no sé muy bien por qué, algo me decía que era o ahora o nunca.
Todo el miedo que tenía se convirtió en coraje y en ganas de demostrarme a mí misma que podía con eso y con mucho más. En ese momento no pensé ni en discapacidad, ni en las dificultades que podría encontrar, ni si entendería el idioma, ni en lo duro que podría llegar a ser, ni si me podría sentir sola… no pensé en ninguna de las excusas que había puesto durante tantos años, no pensé ni siquiera en el COVID.
Rescaté del baúl de los recuerdos las bases de la convocatoria de idiomas de Fundación ONCE que me había mandado un amigo hace unos años y me puse en contacto con ellos para arreglar todos los papeles.
Ahora que he vuelto a mi casa después de tres meses en Londres, sinceramente pienso que ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en mucho tiempo aunque no fue todo un camino de rosas.
Creo que he aprendido más de lo que esperaba de esta experiencia y la repetiría sin lugar a dudas si pudiera. Y no sólo me refiero al aprendizaje del inglés.
Aunque el COVID y sus restricciones no lo han puesto nada fácil, no han impedido que disfrutara en la medida de lo posible de la parte turística de la ciudad en los ratos libres, y de su lista interminable de parques, museos etc, sin olvidar su gastronomía típica.
Así que solo me queda decir, ¡Disfruta de la experiencia! Aprovecha al máximo el momento que te ha tocado vivir y no te arrepientas en un futuro de lo que no hiciste por miedo.
Elena de la Paz Cembellíen,
becada por Fundación ONCE
para aprender inglés en el extranjero