Cuestión de suerte…
Fue cuestión de suerte cuando mis padres dieron con ASPAS-VA y les hicieron saber que los niños con sordera podían llegar a hablar.
Cuando el Colegio Sagrada Familia, donde estaba escolarizada mi hermana, sería de integración para niños con discapacidad auditiva al curso siguiente.
Cuando conviví en un entorno normalizador con oyentes y con compañeros con mi misma discapacidad.
Cuando me involucré en el movimiento asociativo, donde conocí a jóvenes con discapacidad auditiva, incluso de otros países, en diversos encuentros europeos.
Cuando en uno de esos encuentros conocí a mi actual marido y padre de mis dos hijos.
Cuando conocí a Marc Monfort y Adoración Juárez, prestigiosos logopedas a nivel internacional y con los que trabajo en el día a día.
Cuando me llamaron para trabajar en Entender & Hablar y después pasé al Colegio Tres Olivos.
Fue cuestión de suerte, sí, pero también gracias a todas las personas que han hecho posible que hoy esté aquí y, por qué no, por mi esfuerzo y dedicación diaria. Gracias a mi familia por dejarse la piel para que tuviera las mismas oportunidades que el resto; a las asociaciones, por el trabajo diario para luchar por nuestros derechos, y a los creadores de los centros inclusivos, porque creen en cada uno de nosotros. Tampoco hay que olvidar a todas aquellas personas que están en un segundo plano, igual de importantes, como los ingenieros que han creado los implantes cocleares.
Siempre tuve claro que quería dedicarme a las personas con discapacidad auditiva. Quería que mi experiencia sirviera de referencia para las familias. En el Colegio Tres Olivos he encontrado mi oportunidad como psicopedagoga. Acogemos a las familias desde que sus hijos son muy pequeñitos, para formarles y asesorarles continuamente. Todos los profesionales que intervienen en la educación del niño están coordinados con la familia.
La inclusión del alumnado con discapacidad auditiva ha cambiado mucho en pocos años gracias a la detección precoz, la atención educativa temprana, los avances tecnológicos y los progresos socioculturales. No obstante, al formar parte de un grupo heterogéneo, quienes viven con ella y el hecho de que muchos tengan buen lenguaje oral (con habla inteligible) hace que su discapacidad deje a veces de ser ‘visible’, con lo que se olvidan aspectos a tener en cuenta. No hay que olvidar que, durante toda su escolarización y vida adulta, estos alumnos van a requerir de una serie de ayudas específicas.
Desde aquí, con motivo de la Semana Internacional de las Personas con Discapacidad Auditiva, quiero hacer un llamamiento a las empresas para que nos den más oportunidades. Porque a pesar de todos los avances conseguidos en el entorno educativo, todavía existen prejuicios a la hora de la contratación de personas con discapacidad auditiva, sobretodo en puestos de trabajo de mayor responsabilidad. ¡Por una inclusión plena!
Clara Hernández.