25 años de trasplante y otros 25 concienciando a la sociedad para ser donante
Me llamo Celso Garcia Estévez. Soy trasplantado hepático y tengo 70 años.
Esta es mi historia:
He tenido trabajos variados: en la construcción, como calefactor, camarero y, por último, cocinero; ahí empezó mi calvario.
Trabajaba 12 horas diarias, sábados y domingos, un día de descanso a la semana.
Solamente me podía divertir por la noche. El problema es que empecé abusar del alcohol; descansaba pocas horas y al cuerpo no le daba tiempo a recuperarse.
El hígado es órgano que al estar enfermo no duele, pero sí da síntomas: cansancio y somnolencia. Yo, como estaba cansado por estar sin dormir, no me di cuenta de que estaba llegando a tal extremo que no había vuelta atrás.
Llegó un momento en que tuve un sangrado interno de unas varices esofágicas y caí desvanecido. Me llevaron al hospital y el diagnóstico fue cirrosis alcohólica en estado avanzado.
Una vez que me pusieron en lista de espera, tuve la gran suerte de que apareciera un hígado compatible en diez días.
En el trasplante he pasado por algunos inconvenientes, pero fueron superados.
La vida después del trasplante es muy bonita. Te cambia 180 grados, sin exagerar, porque tus prioridades son distintas.
No dejo de agradecer a esa familia que ha decidido donar los órganos de su ser querido, para salvar mi vida y la de otros.
Celso García Estévez.
Presidente de la
Asociación de Donantes
y Receptores de Órganos de Vigo
(ADROVI)