Emprender en el mundo rural, una búsqueda de oportunidades

Foto de Lorena sentada en un muro, delante de una parcela verde en la que se ve un cobertizo con leña apilada

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15 Octubre, 2024

Historias personales

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Llevo toda la vida viviendo en un pequeño pueblo de la provincia de Ourense, perteneciente al municipio de Allariz. Es una aldea que ha sufrido las consecuencias de la ‘España vaciada’. Recuerdo que en la época de mi abuelo vivían unos ochenta vecinos. Recuerdo escuchar “Lorena” y que la voz de mi madre no se fuera con el viento.  Hoy, somos sólo cinco familias quienes seguimos recorriendo las calles del pueblo.

Mi día a día es tranquilo, marco mi propio ritmo, ya que soy una mujer emprendedora que trabaja desde casa, donde tengo mi taller de artesanía.

Y es que las oportunidades laborales son más limitadas en las zonas rurales. Yo estudié Empresariales y cuando busqué trabajo no encontré nada porque la red empresarial en Ourense es muy débil. Estuve varios años en paro y eso, unido a que perdí la visión completa, hizo que tuviera que adaptar mi vida a las nuevas condiciones. Asistí a los cursos de trabajo manual de ONCE, donde descubrí el tapizado con hilo, una técnica realizada a través del tacto y la habilidad manual. Lo que al inicio fue un hobby, se convirtió luego en una profesión. Así nació mi proyecto Xogo de Fíos.

Otro de los retos que enfrentamos las mujeres con discapacidad que vivimos en el mundo rural y que marca nuestro desarrollo y las oportunidades a las que optamos es el transporte y la accesibilidad. Si no tienes vehículo estás destinada al aislamiento y la soledad. Todavía hay casas que no están adaptadas para que viva una persona con discapacidad, lo que implica que en ocasiones la persona permanezca durante años en el piso superior de la casa sin bajar. En otros casos la falta de accesibilidad es fruto de las barreras arquitectónicas de las calles, como piedras, baches, gravilla o escalones. El desarrollo urbanístico nunca ha tenido en consideración las necesidades específicas de las personas con discapacidad, pero en pleno siglo XXI se hace indispensable que las políticas públicas giren la mirada, la abran y aseguren el pleno ejercicio de nuestros derechos. La realidad: las ayudas institucionales siguen siendo insuficientes y la burocracia un laberinto lleno de más obstáculos.

En contraparte, las asociaciones de personas con discapacidad son un recurso que ofrece otras oportunidades vitales. Desde ACADAR, la Asociación de Mujeres con Discapacidad de Galicia, abogamos por el trabajo en red del movimiento asociativo. Nuestra entidad forma parte de CEMUDIS, la Confederación estatal de Mujeres con Discapacidad, plataforma de visibilización, reivindicación y acción en defensa de los derechos de las mujeres y niñas con discapacidad.

La discapacidad y la vida rural pueden ser consideradas como algo limitante, pero las oportunidades son para quienes las pelean, y de eso, las mujeres con discapacidad sabemos mucho. Llevamos a nuestras espaldas años de lucha desde el activismo bajo la consigna de que “nada sobre nosotras sin nosotras”. Y vamos a continuar haciéndolo, ya sea desde un piso en la capital o desde una casa de pedra da Allariz.

Lorena Quintas

 

 

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