Urbanismo y accesibilidad
Hoy, 8 de noviembre, celebramos el Día Mundial del Urbanismo, que según he podido descubrir en una búsqueda rápida en la red nace en el año 1959 con el objetivo de concienciar a las personas, pero sobre todo a los grupos de trabajo de planificación urbana, sobre la necesidad de generar ambientes sanos con espacios verdes, para evitar el hacinamiento de la población, la contaminación y asegurar la terminación de dichas obras.
Hoy, 75 años después, somos más conscientes de la necesidad de generar ciudades accesibles y especialmente las personas que nos movemos en silla de ruedas, pero aún falta mucho camino por recorrer hasta alcanzar un urbanismo realmente accesible.
La accesibilidad es una disciplina con amplio contenido y diferentes vertientes que tocan de forma transversal todos los servicios, productos y espacios que nos rodean. Esto implica un esfuerzo de unidad social al aplicarla para que funcione correctamente y estamos aún lejos de alcanzarlo.
Hace más de diez años terminé de estudiar arquitectura técnica con una formación nula en urbanismo y accesibilidad y aún hoy la formación reglada sigue siendo escasa. Resulta algo incomprensible desde mi experiencia, pues a poco que te pares a contemplar una ciudad eres consciente de cómo la accesibilidad es sinónimo de calidad en el diseño, una piedra angular.
Un desarrollo urbano accesible contempla las necesidades de las personas en todas las etapas de su vida, desde el nacimiento hasta la madurez. Y una ciudad con plazas, parques y calles para todos da respuesta al impulso innato de relacionarnos y compartir la vida sin segregarnos por nuestra condición.
Así, podemos ver parques donde los pequeños juegan acompañados de sus abuelos o como es mi caso, sus padres con movilidad reducida, y de este modo se va creando un tejido social mucho más diverso y enriquecedor, pues es compartiendo la vida cuando la disfrutamos. Y es en la diversidad cuando crecemos.
Todos deberíamos ser conscientes de ello e impulsar el cambio en nuestro entorno, con pequeñas acciones podemos alcanzar no solo un urbanismo accesible, si no una sociedad más humana. Algunos gestos como respetar los espacios reservados, cuidar las zonas de uso común o simplemente concienciar a tu entorno de la importancia de ser accesibles pueden marcar la diferencia. Por ello, y tú ¿Quieres empezar a ser agente del cambio?
Esther Ramiro
Técnico de accesibilidad