Un largo viaje

Imagen de Adriá, de espaldas y leyendo

comunicacion

27 Septiembre, 2024

Historias personales

0 comentarios

735 visualizaciones

Somos Helena y Rodrigo, padres de Adrià, Lluna e Iris. Nuestra aventura comenzó en 2011, cuando nació Adrià. En el hospital todo transcurrió con normalidad. Entonces desconocíamos el protocolo de cribado neonatal de hipoacusia y nos fuimos a casa sin hacerle las otoemisiones acústicas. No nos imaginábamos lo que esto supondría y el camino que nos quedaba por recorrer.

De bebé Adrià era muy despierto e inquieto, todo parecía normal. Antes del año balbuceaba y decía mamá y papá, pero el tiempo pasó y no aparecieron más palabras. Empezamos a preocuparnos y a consultar con diferentes profesionales, observamos que casi nunca se giraba al llamarlo y le costaba seguir instrucciones; además empezó a comunicarse mediante gestos, eso nos llevó a valorar la posibilidad de una pérdida auditiva, pero al mismo tiempo hacía cosas que nos despistaban y nos hacían dudar.

Fue a los dos años y medio cuando un otorrino nos confirmó su hipoacusia profunda bilateral. Inmediatamente surgieron los sentimientos de culpa, tristeza, miedo a lo desconocido, muchas dudas… pero no quedaba otra, había que asimilarlo y empezar a buscar soluciones. El otorrino nos habló del implante coclear y desde el primer momento tuvimos claro que queríamos darle la posibilidad de escuchar y desarrollar el lenguaje oral.

Una vez implantado, comenzó el proceso de habilitación auditiva y desarrollo del lenguaje en el Centro de Atención Temprana de ASPAS. Al mismo tiempo nosotros nos volcamos en aprender sobre tecnología auditiva, audiometrías, programaciones… El tiempo jugaba en nuestra contra, Adrià ya tenía casi 3 años y eso era lo que más nos preocupaba, tenía que aprenderlo todo, empezando por identificar sonidos y reconocer palabras. Afortunadamente su evolución fue rápida y esa brecha entre edad auditiva y edad cronológica se fue acortando poco a poco.

Ahora, si echamos la vista atrás, vemos que han sido muchas horas de sesiones y terapias, mucho esfuerzo para llegar a todo. Ha habido momentos difíciles, pero también momentos muy emocionantes, un largo viaje en el que sobre todo hemos aprendido a priorizar y valorar las cosas importantes y en el que nos han acompañado muchas personas sin las que no hubiera sido posible.

Adrià es un chico que tiene claro que los implantes forman parte de él y los lleva con orgullo, tiene muchos planes de futuro y su discapacidad no le supone ninguna limitación. Y a nosotros nos da mucha tranquilidad verlo siempre tan positivo y feliz, y estamos convencidos de que puede conseguir lo que se proponga.

 

Helena y Rodrigo, padres de Adriá, Lluna e Iris

Movimiento Familias de Personas Sordas-FIAPAS

 

 

 

 

 

Compartir

Entradas relacionadas