¿Por qué soy voluntario?

Hola, me llamo Eduardo, tengo 54 años y soy voluntario de Fundación ONCE desde marzo de 2024. Desde entonces, muchos me han preguntado por qué soy voluntario. Y nunca me viene una respuesta, sino otra pregunta: ¿y por qué no lo he sido antes? Tampoco tengo una respuesta clara, porque contesto excusas: que si no tenía tiempo, no soy el más indicado, no me puedo comprometer y un largo etcétera.
Quizá necesitaba simplemente un empujoncito para descubrir esta emoción del voluntariado.
Mi primera experiencia la facilitó mi empresa. Durante años, se reservaba una fecha para que los empleados fuésemos un día a la Fundación Apascovi, poniendo nuestra fuerza de trabajo al servicio de lo que hiciese falta, pero también compartiendo trabajo, juegos y comida con los chicos y chicas que acuden diariamente a la entidad, y que nos recibían, trataban y despedían con una ilusión enorme, llevándose nuestros corazones y la promesa de volver al año siguiente. Esos días llegaba a casa con el pecho más ancho que nunca, con una sonrisa que me duraba días y con ganas de repetir.
Y así me fui animando a otras actividades similares de mi empresa, y siempre con el mismo resultado de no saber si yo daba más de lo que recibía, porque el bienestar con el que terminaba era adictivo: “yo quiero más”.
Aun así, seguía con esas excusas, sin comprometerme, hasta que conocí Fundación ONCE, que con su sistema de actividades puntuales me convenció, porque no tenía que comprometerme “para siempre”.
Así he podido emocionarme con Ignacio, ceguera reciente, agradeciendo poder venir desde Pucela a un concierto; o Raquel, desde León a ver a Maná con su madre; o que Martín, TDAH, me diga que majo soy; o cuando una chica me mostró orgullosa su diseño de camiseta de Olivia Rodrigo o cuando Rafa se despide de mí en la actividad de Best Buddies con un beso, y muchas veces más.
Por último, al ver semana tras semana la cantidad de personas solicitando un poco de compañía, me animé a una actividad de acompañamiento, de la que no puedo estar más contento. Admiro a Angelines, a quien acompaño cada semana, siempre que los dos podamos, lo que rompe un poco el mito del compromiso, porque somos simplemente dos amigos que quedan para pasear, charlar, reírse, e incluso, alguna vez, para ir a un concierto juntos.
¿Por qué soy voluntario? Porque me hace feliz, porque me emociona cuando alguien, con un poquito de ayuda, puede cumplir un deseo, y porque ya no me valen las excusas.
Eduardo Galán
Entradas relacionadas


