Espacios públicos accesibles
La accesibilidad ya no es una cuestión de “buenas intenciones”. La accesibilidad es un derecho.
Según nuestro marco normativo, al término de 2017 se cumple el plazo máximo exigido para que se incorporen las condiciones básicas de accesibilidad en distintos ámbitos (espacios urbanizados y edificaciones, medios de transporte, atención al ciudadano, bienes y servicios a disposición del público…).
Es el momento de poner toda la fuerza y afán para conseguirlo, porque no queda tanto y falta mucho por hacer. De hecho, a pesar de la previsión legislativa, todavía muchas personas sordas y con problemas de audición tienen dificultades para participar en actividades o disfrutar de los servicios que están a disposición de cualquier otra persona, por falta de accesibilidad a la información y a la comunicación en esos espacios públicos.
Se estima que en España el 8% de la población general (más de tres millones y medio de personas) tiene problemas auditivos, de distinto tipo y grado, que plantean dificultades para entender una conversación en un tono de voz normal, lo que limita su acceso a la información y a la comunicación sin el apoyo protésico y tecnológico.
Entre los productos de apoyo a la audición y a la comunicación oral que proporcionan autonomía a las personas con sordera se encuentra el bucle magnético, sistema normalizado a nivel mundial, compatible con las ayudas auditivas (audífonos y/o implantes).
El bucle magnético facilita a los usuarios de prótesis auditivas la interacción con el entorno, permite la percepción de la información sonora y del lenguaje, y la posibilidad de comunicación en situaciones donde hay ruido o en las que la distancia con el interlocutor o la presencia de varios interlocutores dificulta o impide dicha comunicación.
Es un recurso para el acceso a la información, de probada eficacia cuando se utiliza en espacios y servicios de concurrencia pública. En algunos casos facilita y en otros hace posible que las personas sordas usuarias de prótesis auditivas puedan desempeñar, de manera autónoma, acciones habituales como hacer una gestión ante un mostrador, escuchar avisos por megafonía, o acudir a las ofertas culturales y de ocio.
Pero esta implantación progresiva de bucles magnéticos en lugares públicos debe ir acompañada de una adecuada difusión. Los organismos y las entidades que vayan adaptando sus espacios con bucles magnéticos han de comprometerse, además, a indicar con el símbolo de accesibilidad auditiva el lugar adaptado e informar sobre su disponibilidad. Tan importante como la disposición de recursos es darlos a conocer.
Begoña Gómez
Área de Accesibilidad de FIAPAS