Ya queda menos

Dos personas con síndrome de Down el día de su boda

admin

24 Febrero, 2017

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Marilyn Monroe dijo: "El Sexo forma parte de la Naturaleza. ¡Y yo me llevo de maravilla con la Naturaleza!". Detrás de esta espontánea frase, divertida, picante e inteligente (para su tiempo), este icono, esta mujer fue un personaje atormentado por dos verdades: su infancia y sus amores. 
 
Los traumas con su familia marcaron una huella indeleble en su confianza, en sus sentimientos, en su vida. Su éxito fue como el bailoteo de una bolita en la ruleta, en la que todo está al "rojo" y sale "negro" pero, durante unas décimas de segundo, sientes la adrenalina recorrer todo tu cuerpo pensando en que "todo va al ganador", hasta que ese "clic" sobre la rueda de la fortuna te despierta con un sopapo de realidad. Amor y sexo, sexo y vida, vida y felicidad son juegos a dos manos. Las cartas están sobre la mesa, pero nunca sabes si el otro jugador va o no de farol. 
 
Y en ese juego de naipes, en ese constante movimiento de la baraja entre el deseo y la realidad, el crupier se ha tirado un farol de tal magnitud que casi ha roto la banca. 
 
En los días previos al cierre del pasado año 2016 nos despertamos con una noticia aberrante hacia las personas con discapacidad: "La Ley prohibirá a las personas ciegas y sordas casarse sin la autorización médica". El artículo 56 del Código Civil así lo estipula. Artículo que va en contra de la Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (ratificada por España y publicada en el BOE el 21 de abril de 2008), que establece que “los Estados Partes reafirman que las personas con discapacidad tienen derecho en todas partes al reconocimiento de su personalidad jurídica y que tienen capacidad jurídica en igualdad de condiciones con las demás, en todos los aspectos de la vida”.  
 
Ante este hecho, las entidades de la discapacidad activaron todos sus mecanismos para exigir la derogación del mencionado artículo y parece que hay intención e interés manifiesto por todas las partes de cambiarlo. Así,  el pasado 2 de febrero el Pleno del Congreso de los Diputados aprobó por unanimidad la toma en consideración de la proposición de ley de modificación de la Ley de Jurisdicción Voluntaria para que "las personas con discapacidad puedan contraer matrimonio sin problema" y no necesiten presentar un dictamen médico. Ya queda menos.  
 
Ni el sexo es amor, ni el amor es sexo. Son complementarios. Corren paralelos y si coinciden... ¡Fantástico! Que a algunas personas con discapacidad se les impida la libertad de amar, de tener sexo, de desear, de satisfacer una necesidad vital, sigue estableciendo ese doble rasero entre ciudadanos de primer y segundo nivel. Que los jueces puedan tener la capacidad de decidir sobre la voluntad individual de la persona que en su sano juicio afronta un futuro con otra persona, es de "juzgado de guardia" (o quizás mejor no).  
 
El matrimonio, la pareja, las uniones de hecho, "vivir en pecado", cohabitar con tu pareja... ¡Llámalo como quieras!, es cosa DE DOS. Que un tercero entre a decidir sobre esa relación es meter un palo en la rueda del amor, o del sexo, que no es lo mismo, pero en esta partida juegan el mismo papel.  
 
Marilyn también dijo: "El amor no necesita ser perfecto, sólo necesita ser verdadero". Y en eso, ni los jueces deben dar fe. 
 
 
Jesús González Amago
Unidad de Desarrollo de Fundación ONCE
 

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