Seguir luchando

Teresa, ante la puerta de una clase de su cole

admin

20 Marzo, 2020

Historias personales

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Soy Teresa, nací en 1997, el 30 de diciembre. Soy una mujer responsable, amable, simpática, muy cariñosa, vivo en Mérida y tengo Síndrome de Down.
 
A lo largo de mi vida, he pasado por diferentes colegios y centros. En algunos momentos me he sentido muy bien y, en otros, no tanto. Mi familia siempre ha sido lo mejor de mí.
 
Y de pronto, llegó el momento, me hice mayor. Tocaba empezar a formar parte del Servicio de Vida Adulta de Down Mérida, de ser autónoma y prepararme para trabajar. 
 
“¿Autónoma?, ¿Trabajar?, ¿para qué?”, pensaba yo. La verdad es que no me apetecía mucho probar cosas nuevas (ahora me gustaría conocer muchas más).  He tenido que luchar contra mis miedos e inseguridades y creerme de verdad que valgo tanto como los demás me decían. 
 
El año pasado pude hacer junto a mis compañeros un curso de 'Uno a Uno', de Fundación ONCE, y, cuando terminé, me ofrecieron hacer mis prácticas en… ¡una farmacia! En pocos días, era una compañera más y había aprendido todas mis tareas perfectamente. El último día casi me muero de la ilusión con el detalle que mis jefas tuvieron conmigo. Había aprendido mucho, superado muchos miedos y estaba segura de que siempre las llevaría en mi corazón.
 
La vida siguió y de pronto, un día, me llamaron del ayuntamiento para presentarme a unas pruebas y conseguir un trabajo.  Llegaron las primeras  pruebas, ¡qué nerviosos estábamos!. Entré y aquel examen no lo hice muy bien, estaba insegura y aquello no parecía adaptado para mí.  Y así fue, tuvieron que repetir las pruebas. Esta vez sí, el puesto era mío.
 
Hace cuatro meses que soy la conserje del CEIP Giner de los Ríos, mi primer cole. Ahora, las que eran mis profesoras son mis compañeras. Me levanto cada día con una sonrisa en la cara, madrugo y llego puntual a mi trabajo. He descubierto que se me dan muy bien los niños pequeños, no sé lo que tengo pero me quieren mucho. En el cole están contentísimos conmigo y yo… estoy FELIZ. 
 
Mi contrato termina en diciembre y después tocará seguir luchando. 
 
Teresa, una joven autónoma
con síndrome de Down 
 

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