Donde hay una necesidad hay una fundación
El sector fundacional está formado por un tejido rico, diverso y plural de organizaciones que se dedican a atender los más diversos fines de interés general. Las fundaciones son una formidable red de solidaridad que dedica más de 8.000 millones anuales a un sinfín de tareas orientadas al bien común: a mejorar la situación de los más vulnerables y de las personas mayores, tan golpeados por la pandemia; a alcanzar la plena integración de las personas con discapacidad; a la salud; a la investigación, a la cultura, y a la educación de los colectivos más diversos; a reducir la brecha social y digital; a facilitar el acceso a estudios de postgrado en las universidades más prestigiosas del mundo; a fomentar la innovación; a la cooperación internacional, al medioambiente y al desarrollo sostenible.
Solemos decir que donde hay una necesidad hay una fundación. Las fundaciones no sólo aportan valor social y económico, sino que son uno de los vehículos más idóneos de la filantropía porque canalizan los recursos de donantes, pequeños o grandes, del mecenazgo de particulares y de empresas hacia los fines de interés general.
Para ello movilizan a más de 480.000 personas que, en calidad de patronos, empleados y voluntarios, forman parte del tejido que articula a la sociedad civil. Es difícil encontrar un ciudadano que no se haya beneficiado de alguna actuación de una fundación. Los beneficiarios del sector se estiman en unos 43 millones de personas.
La Asociación Española de Fundaciones trabaja, desde hace más de 40 años, para fortalecer el tejido fundacional y promover el derecho constitucional de fundación para fines de interés general, que no tienen temporadas altas o bajas. No hay descanso. Sus demandas siempre están presentes.
La crisis sanitaria de la COVID-19 ha vuelto a ponernos a prueba y, de nuevo, se ha demostrado la capacidad del sector de responder a demandas desconocidas y el valor de trabajar juntos.
Más allá de la crisis sanitaria propiamente dicha, la experiencia de estos meses complejos y difíciles nos hacen prever que la salida no nos va a devolver al mundo anterior. Por eso, las fundaciones tienen que dar lo mejor de sí mismas para lograr una recuperación sostenible con proyectos realistas.
Javier Nadal,
presidente de la
Asociación Española de Fundaciones