Mi experiencia como pedagoga en prácticas

María, junto a una compañera, mostrando un diploma obtenido durante la formación realizada con la beca CRUE-Fundación ONCE

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23 Diciembre, 2022

Formación

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¡Hola! Soy María y soy pedagoga graduada por la Universidad de Murcia. ¡Ah, y soy sorda!

En 2022 he sido beneficiaria de una de las becas CRUE-Fundación ONCE durante tres meses y mi experiencia, en conjunto, ha sido genial, aunque al principio no fue todo un camino de rosas.

Gracias a la base de datos con la que cuenta la UMU, tuve multitud de centros para escoger dónde realizar las prácticas, aunque al principio no fue fácil hacer tal elección, pues una buena parte de mi abanico de opciones consistía en centros sanitarios o asociaciones, donde era obligatorio el uso de mascarilla. ¡Esto para mí es una barrera que hace imposible la comunicación oral! Así que no me quedó otra que explorar ámbitos en centros donde la mascarilla no fuera necesaria.

Acabé haciendo, finalmente, las prácticas en la Asociación Educativa por la Integración e Igualdad (AEII), donde conocí a gente muy formada y que en todo momento estuvo sensibilizada con mis necesidades. Se me encomendaron siempre labores adaptadas a mi discapacidad y nunca me sentí en un compromiso por ello. Pude ser aprendiz y parte de la elaboración de proyectos como Erasmus para jóvenes emprendedores o YouthShare, o conocer cómo se elaboran diversos cursos cuya formación es bastante interesante y en sincronía con lo que nuestra época actual demanda, entre otras muchas actividades.

Mi intención inicial, al solicitar esta beca, era tener más experiencia en mi campo. La universidad hace lo que puede, pero a veces no hay suficiente formación práctica, y es muy natural que los universitarios, cuando salimos al mundo laboral, nos sintamos muy perdidos. Además, si le sumamos el hecho de ser una persona con discapacidad, sabemos que ese mundo es todavía más hostil. Se suma todo un conjunto de inseguridades, porque por muy capaces que nosotros nos veamos, si el entorno no es accesible, sabemos que no tendremos la oportunidad de desempeñarnos adecuadamente -por muchas ganas e ilusión que le pongamos-.

Por eso, para mí, fue de real interés solicitar estas becas. Por una parte, porque me daban la oportunidad de hacer prácticas en un sitio donde saben de antemano que deben acoger a un estudiante en prácticas CON discapacidad, y eso hace que se dé ya una mínima predisposición de su parte de hacer accesible el entorno. Y, por otra, para enriquecer mi currículum y obtener algo de experiencia -¡y remunerada!- relacionada con mi formación.

Por último, quiero comentar que me dio mucha pena no poder explorar los ámbitos formativos que me hubiera gustado en un principio, pero, al otro lado de la moneda, me llevo una gran experiencia de mano de quienes me formaron en AEII. ¡Siempre será un recuerdo que albergaré con cariño!

También estoy muy satisfecha con el asesoramiento otorgado en todo momento por la propia Fundación ONCE, que no me dejó sola y estuvo presente en lo que pude necesitar.

Desde aquí os animo, estudiantes universitarios con discapacidad, a que participéis si se os presenta la oportunidad en este sistema de Becas CRUE-Fundación ONCE. Sin duda es una oportunidad que, si pudiera, volvería a repetir. Porque gracias a ello he podido poner en práctica mi formación y darme algo más de seguridad en mis propias capacidades. Las empresas que nos acogen también se sensibilizan más con el tema y, poco a poco, nos hacemos más visibles.

Para terminar, os dejo una foto con mi compañera, donde sujeto un diploma que acredita que participé en uno de los proyectos que se llevó a cabo en la propia organización.

María Moya García

 

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