Pequeños tropiezos en la carrera del habla

Foto en la que se ve una cara con la boca abierta y letras fuera de ella

comunicacion

20 Octubre, 2023

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Para comprender desde más cerca a qué se refiere la disfemia o comúnmente conocida como tartamudez, podemos imaginar el habla como una carretera de montaña y la disfemia como pequeñas y frecuentes piedras a lo largo de ella. No podemos cambiar de carretera ni tampoco ir quitando piedra a piedra. El primer día, segundo y sucesivos el camino se hará eterno. Pero si aprendemos a usar las ruedas adecuadas en nuestro coche, que somos nosotros, y a saber caminar sobre dicho terreno más complejo, el camino se hará más llevadero. Y de eso se trata. De pequeñas piedras en forma de repeticiones, bloqueos o prolongaciones que interrumpen el ritmo y fluidez del habla.

A todos nos ha pasado, en mi caso frecuentemente. Situaciones que no controlas, exposiciones o entrevistas complejas que hacen perder el ritmo del habla. Sin embargo, solo nos ocurre en dichas ocasiones. A las personas que presentan disfemia les acompañan frecuentemente en su día a día.

Para entenderla un poco más, debemos saber que la disfemia pertenece a los trastornos de la fluidez verbal y que es un trastorno del ritmo del habla que se caracteriza por disfluencias tales como repeticiones, prolongaciones o bloqueos tanto al inicio como en mitad o final de la palabra u oración. Esto se traduce en interrupciones en el ritmo del habla que dificultan el flujo normal de las palabras como he mencionado previamente. Estas disfluencias no son predecibles ni se dan en cada una de las palabras ni en cada oración emitida.

Como consecuencia, se observan reacciones de tensión, sobreesfuerzo y evitación en muchas ocasiones. Pongámonos en situación, cada vez que quiero decir algo, tengo un impedimento que me retrasa para expresar mis ideas. Es un arma de doble filo con la que debemos trabajar y orientar hacia el lado de desarrollar mayores estrategias y dejar de lado la evitación, miedo e inseguridad.

Existe una edad clave en los más pequeños, en la que se da una tartamudez fisiológica (es decir, totalmente normal) entre los dos y cuatro años. Y no es más que un proceso de desarrollo en el que no se debe intervenir y mucho menos alarmarse.

En lo referido a la terapia, va más allá de la respiración. Coordinación fonorrespiratoria, ritmo, entonación y mucho control. Lo más complejo es llegar a la generalización y automatización, para lo cual tiendo a trabajar situaciones de la vida diaria en la última fase, tales como llamadas o visitas a otros lugares para solicitar información por parte del propio paciente.

Lo más complejo es la automatización y generalización. Importante como en todo, valorar, respetar y acompañar.

Quiero terminar con una frase de una de mis chicas: "lo que digo es tan importante que merece la pena repetirlo, por qué debo preocuparme por un problema en lugar de buscar solución a este problema". Y recordad siempre que el éxito es la suma de pequeños pasos diarios.

 

 

 

Isabel Garrido,

logopeda especializada

en motricidad orofacial, voz y lactancia

 

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