No quiero que la inteligencia artificial me deje atrás

Imagen de una mano robótica sosteniendo un micrófono

editor

30 Abril, 2025

Derechos

Las personas con discapacidad, como tantas otras, vivimos con la esperanza de que la tecnología sea una aliada, pero también con la preocupación creciente de que la inteligencia artificial (IA), en lugar de incluirnos, nos invisibilice aún más.

La IA está en todas partes: en decisiones sobre salud, empleo, educación. Pero ¿quién garantiza que no reproduce los prejuicios que ya existen? ¿Quién asegura que no refuerza estereotipos, que no decide por mí, sin entenderme?

Muchas veces, las personas con discapacidad ni siquiera aparecemos en los datos que alimentan esos sistemas. No estamos. Y cuando no estás en los datos, tampoco estás en las decisiones. Eso es discriminación silenciosa. Es injusticia programada.

No queremos que se tomen decisiones sobre nuestra vida sin nuestra participación. Queremos poder entender cómo funcionan estos sistemas, tener acceso a la información en formatos accesibles y saber cuándo interactuamos con una inteligencia artificial. Exigimos transparencia, derechos, respeto.

Las personas con discapacidad tenemos derecho a vivir de forma independiente, a decidir, a participar. Y esos derechos deben estar en el centro de cualquier innovación. Porque si la tecnología no es inclusiva, no es progreso. Si no nos tiene en cuenta, no es ética.

No queremos más brechas, ni más exclusiones. Queremos oportunidades. Y para eso, es imprescindible que el Estado regule, supervise y escuche nuestras voces.

La inteligencia artificial puede ser una herramienta poderosa para romper barreras, pero solo si se construye con nosotras y nosotros dentro.

Porque nada será inteligente si no es también humano.

Gregorio Saravia Méndez| 

Delegación de Derechos Humanos 

y para la Convención del CERMI 

 

Compartir: