Gracias por la vida
No es tarea fácil explicar en unas líneas la dedicación, el compromiso con uno mismo y el sacrificio que hay detrás de una enfermedad bajo la premisa de VIVIR y que sea con la mayor calidad de vida posible.
Se dice que detrás de cada persona hay una historia, cada cual diferente a otra. La nuestra es un tanto especial. Lo resumiré de la siguiente forma: todo nuestro día va envuelto en una circunstancia: fibrosis quística (FQ).
Recibimos fisioterapia respiratoria dos veces mínimo al día y tomamos más de 15 pastillas diarias y tratamientos inhalados que nos consumen entre dos y tres horas. Y es que, las personas con FQ no solo tenemos FQ, sino que también hay enfermedades asociadas a ella como puede ser la diabetes, por lo que tenemos que controlarla. Además, sufrimos infecciones respiratorias recurrentes que precisan de tratamientos intravenosos con goteros e incluso sistemas de oxigenoterapia. Y si la situación se complica más de la cuenta, no es difícil que acabe en ingreso.
Para más inri, la FQ es una enfermedad ‘invisible’ a simple vista, lo que dificulta aún más la comprensión social.
Cabe destacar la dificultad para tener una vida ‘Socialmente buena’: un trabajo, estudios, amigos, pareja, hijos... esto arrastra mucha inestabilidad psicológica, que es el motor de una vida sana.
Por todo esto, hago un llamamiento y especial hincapié en la importancia de la salud mental en un entorno hostil en el que vivir cuesta y no está al alcance de todos sentirse libres.
No obstante, es cierto también que gracias a la investigación no hablamos tanto acerca de la tasa de supervivencia, sino más bien de las personas que aún no se han podido beneficiar de estos nuevos fármacos que están cambiando nuestras vidas.
Pero se necesita mucho más y todos estamos en ello.
Gracias a todos los profesionales de la salud que dedicáis vuestra vida a mantener la nuestra.
Y gracias a todo el sistema que ha aprobado y subvencionado tanta medicación.
Gracias por la vida.
Inmaculada López Campillo,
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