La comunicación en tiempos del COVID
Soy una persona, sorda, maestra y especialista en audición y lenguaje.
Como persona sorda y por mis circunstancias, que no son las de todas las personas sordas, soy en un alto porcentaje dependiente de la lectura labio-facial.
También, como sorda que soy, vivo, desde que la descubrí en mi juventud, acomodada en la seguridad y la riqueza que me ofrece la lengua de signos.
Como maestra entiendo la escuela como aquel lugar en el que enseñamos y aprendemos a conocernos, a conocer al otro, a interaccionar y descubrir los valores que nos permiten crecer como personas. Y para lograr eso, para cumplir con mi trabajo, con mi alumnado sordo, necesito como es lógico, comunicarme con él con fluidez y conseguir que los estudiantes puedan comunicarse entre ellos con eficacia, pero…
…Como especialista en audición y lenguaje, tengo que cumplir esa función con un alumnado que aún no tiene suficiente competencia ni en lengua oral ni en lengua de signos. La escuela, mi escuela, era el lugar donde por fin se abría paso el lenguaje (oral y de signos). ¿Qué está pasando ahora?
Puede parecer una exageración, pero tengo la sensación de que la mitad de mi mundo ha desaparecido detrás de las mascarillas. En lo que hemos podido averiguar (no soy la única implicada en esta búsqueda), no hay mascarillas transparentes homologadas y que cumplan su función. Y ya que las instrucciones de Sanidad incluyen excepciones para su uso, no sería muy complicado, pienso yo, establecer algo así como:
“Para garantizar la comunicación (y la accesibilidad a la que tienen derecho) con y entre personas sordas, se establecerán pautas compatibles con la seguridad sanitaria: marcar claramente la distancia de seguridad mediante las señalizaciones que ya se están empleando (marcas en el suelo, mobiliario…); colocar mamparas adecuadas a la función que se vaya a desarrollar (de mesa, de techo, tipo biombo con ruedas…), y una vez colocados los interlocutores en los lugares señalados, podrán quitarse las mascarillas. Fuera de los espacios señalados, la mascarilla seguirá siendo obligatoria tal como está establecido”.
Si Sanidad asume estas directrices y las difunde como está haciendo con el resto de normas COVID, tiendas, servicios públicos, ¡y las escuelas! podrían establecer zonas DE comunicación segura para alivio de las personas sordas, y con la tranquilidad de no estar contraviniendo ninguna norma de seguridad sanitaria. ¿Sería posible?
Aquí dejo el enlace al texto íntegro de mi reflexión: https://cutt.ly/YfVmCea
Lourdes Gómez Monterde,
persona sorda, maestra y especialista en A.L.