Toda una experiencia
Soy María, estudiante de 24 años. Recientemente he acabado mi formación en Filología, que he tratado siempre de compaginar con estudios de idiomas para mejorar mi perfil de cara al futuro laboral. Durante años estuve yendo a la Escuela Oficial de Idiomas en la especialidad de Alemán y llegué a adquirir bastante nivel.
Además de gustarme, la lengua alemana me abre muchas puertas como docente que quiero ser y ahora cuando quería entrar en el mundo laboral, he visto en las becas de idiomas de Fundación ONCE una oportunidad para retomar este idioma, que tuve que dejar por falta de tiempo, y obtener un certificado que acredite mi nivel así como poder vivir una experiencia en el extranjero que siempre había querido tener, más allá del Erasmus y programas de intercambio, y de esta forma mejorar notablemente mi CV.
Por esto, cuando la oficina de discapacidad de mi facultad me informó de estas becas, no lo dudé ni un momento. Me puse en contacto con mi profesora de alemán y me recomendó el curso que estoy haciendo ahora en Hamburgo, del que tenía buena referencia. Al principio no sabía cuántas semanas ir, ya que me daba bastante miedo ir tan sola, pero la escuela ofrecía 12 semanas para mi nivel de alemán, estancia que me cubría esta beca, por lo que decidí hacerlo así y por el momento me está encantando la experiencia.
Hamburgo es una gran ciudad del norte de Alemania, en torno al río Elba, verde e industrial y con mucho movimiento internacional por su puerto fluvial y su prestigiosa universidad. A pesar de todo, es muy cómoda y bien comunicada tanto en autobús como en bicicleta, con un servicio público muy bueno. Mi escuela, Tandem, es pequeña y está en pleno centro de la ciudad. Cuenta con bastantes estudiantes internacionales y mucha actividad cultural. Concretamente en mi clase hay 8 nacionalidades distintas y todos queremos perfeccionar nuestro nivel de alemán, tanto jóvenes como adultos (la mayoría quieren quedarse allí a estudiar o trabajar) y el profesor es bastante dinámico y divertido.
Tengo clase todas las mañanas de lunes a viernes y después de clase solemos comer juntos en la Mensa, que es la cafetería de la Universidad. Luego la propia escuela propone diferentes actividades: hay tándems de idiomas en la cafetería, excursiones por el Elba y sus playas, tours por la ciudad, visitas culturales y de ocio (al museo de las miniaturas, fábricas de cerveza o la impresionante Filarmónica).
Vivo en el barrio de Altona, uno de los más conocidos por su ambiente estudiantil y donde se encuentra una de las estaciones principales de la ciudad. Mis compañeros son alemanes, estudiantes de ingeniería en Hamburgo. He tenido mucha suerte con ellos, ya que algunas tardes hemos ido a hacer planes juntos y me han enseñado lugares menos turísticos y a veces vienen sus amigos al apartamento, por lo que estoy todo el día practicando alemán, y aunque aún lleve poco tiempo voy notándome más segura y fluida.
Lo que más me está costando es el tiempo; la temperatura no suele subir de los 20/25 grados y llueve casi todos los días.
Los fines de semanas son lo mejor. La academia propone actividades a ciudades de alrededor o la playa del río y nosotros los de clase también aprovechamos para salir a tomar algo por la Repeerbahn, el famoso barrio en el que comenzaron a tocar los Beatles. Este fin de semana hemos ido a Bremen y el próximo iremos a Schwerin.
Por suerte aún me queda mucho tiempo para descubrir esta ciudad y el norte de Alemania, y desde aquí animo a todo el que se esté planteando optar a esta beca y pasar una estancia en el extranjero a que lo haga, no solamente como mejora profesional, sino también como experiencia personal.
María Fernández Ríos,
beneficiaria de una beca de idiomas
de Fundación ONCE