La tecnología de seguimiento ocular ayuda a niños y niñas con discapacidad a ir a la escuela
En un aula iluminada por el sol en Chervonohrad, en el oeste de Ucrania, Bohdan, de siete años, trabaja duro, contando con confianza las bolas verdes que aparecen en un libro de texto.
Bohdan tiene un trastorno complejo del desarrollo, lo que significa que no puede moverse ni hablar por sí mismo. Sin embargo, esto no le ha impedido empezar este año el primer grado, gracias en gran parte a un dispositivo especial de seguimiento ocular proporcionado por UNICEF. Usando la tecnología de sensores, Bohdan puede expresar sus pensamientos, interactuar con sus compañeros de clase y responder a las preguntas de su maestra. "Cuatro pelotas", dice a través del rastreador ocular, sonriendo.
Su maestra, Halyna Machynska, está impresionada con el dispositivo. "No puede hablar, pero con la ayuda del rastreador ocular puede expresarse. Cuando un niño se siente cómodo en su clase, estudia bien”, explica.
Un rastreador ocular es un dispositivo de alta tecnología que identifica la dirección de la mirada y los movimientos de la cabeza de un usuario. Es un tipo de tecnología de asistencia que proporciona a los niños con necesidades educativas especiales acceso al aprendizaje y la socialización. Estas tecnologías también incluyen lectores de pantalla, teclados con características especiales y audífonos.
Ivanka, la madre de Bohdan, lo acompaña durante sus primeros días en la escuela. "Ha estado usando el rastreador ocular durante un año. Al principio fue difícil y vimos juntos cómo funcionaba. El dispositivo le ofrece muchas oportunidades, por ejemplo, ir a la escuela con sus compañeros, saludarles, preguntarles cómo pasan el tiempo y contarles sus hobbies. También le abre nuevas perspectivas, como estudiar en una clase inclusiva y, en el futuro, tener una educación superior y un buen trabajo", nos cuenta.
Antes del rastreador ocular, Ivanka usaba imágenes y gestos para comunicarse con su hijo, tratando de adivinar lo que quería. Para prepararse para la escuela, Ivanka y su hijo visitaron un centro inclusivo en Chervonohrad, donde el niño trabajó con un logopeda y una psicóloga.
Hoy en día, el niño puede leer, identificar vocales y consonantes, contar hasta cinco y transcribir palabras. Sobre todo, le gusta dibujar y comunicarse con su rastreador ocular. A menudo inicia sesión para enviar mensajes y fotos a su familia.
"Bohdan se despierta de buen humor y me dice que tiene que vestirse e irse pronto a la escuela. Ahora va al cole como los demás niños y niñas", concluye Ivanka, feliz.
Foto: © UNICEF
Kate Bond, trabajadora de UNICEF Ucrania